Algunos países mejoraron notablemente su legislación sobre seguridad vial. Otros, en tanto, aún tienen numerosas cuestiones pendientes en la materia. Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) releva las distintas acciones realizadas por 189 estados en prevención de la siniestralidad desde 2007, en el marco de la creciente motorización del planeta.
Desde este año, el número de vehículos registrados en el mundo aumentó un 15 por ciento. Este incremento está transformando el tránsito en las ciudades y obliga al diseño de políticas que garanticen la circulación sin riesgos de conductores y peatones.
Ochenta y ocho países, en los que viven cerca de 1600 millones de personas, han logrado reducir el número de muertos en sus carreteras entre 2007 y 2010. En el mismo periodo, en tanto, en 87 países se constató un aumento, apunta el estudio de la OMS.
Los accidentes de tránsito son la primera causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años en el mundo. Otro grupo vulnerable es el de los peatones y ciclistas: representan al 27 por ciento de las muertes por siniestralidad vial.
En los países de ingresos bajos y medios, la cifra se acerca más al 33 por ciento, pero en algunos países supera el 75 por ciento. “A medida que el mundo continúa motorizándose, los gobiernos tienen que lograr que los desplazamientos a pie y en bicicleta sean más seguros y fomentarlos como opciones más saludables y baratas”, recomienda el informe.
La brecha entre las condiciones de seguridad vial en uno y otro lado del planeta son notorias. Solo 79 países tienen en vigor políticas para proteger a los peatones y ciclistas, apartándolos del tráfico motorizado de gran velocidad, señala el estudio.
El transporte público puede aumentar la seguridad de los desplazamientos, reducir la congestión del tránsito y promover la actividad física y la salud. Es por ello que en muchas ciudades de ingresos elevados se ha alentado la reducción del uso del automóvil.
Alrededor de 100 países tienen políticas de inversión en el sistema de transporte público. Si está bien regulado, es considerablemente más seguro que el desplazamiento en coche. Así puede comprobarse en la mayoría de los países de mayor poder adquisitivo.
En los de ingresos bajos y medios, con economías que se están desarrollando rápidamente, el crecimiento del transporte público no regulado ha provocado un aumento de las lesiones causadas por el tránsito. “Los gobiernos deben velar por que los sistemas de transporte público sean seguros, accesibles y asequibles”, señala el informe.
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